En horas de la mañana de aquel 15 de noviembre del 2017 Australia había
vencido a Honduras para hacerse del cupo 31 -el penúltimo- para Rusia 2018. El
último cupo al Mundial se definiría en Lima: Perú enfrentaba a Nueva Zelanda en
la vuelta del repechaje intercontinental y la expectativa era enorme en todo el
país.
Dicho escenario era inimaginable hasta hacía más de un año. Perú no la
pasaba bien en las Eliminatorias y todo parecía indicar que una vez más el
sueño del retorno al Mundial quedaría trunco. Una serie de resultados
increíbles dentro y fuera de casa, sumados a los puntos ganados en mesa ante
Bolivia, colocaron a la Blanquirroja en buena posición y hasta pudo asegurar su
clasificación sin repesca, pero tras el 1-1 ante Colombia quedó en quinto
lugar. Quedaba una última chance para clasificar al Mundial y esa era superar a
Nueva Zelanda, habitual representante de Oceanía en las repescas desde la
mudanza de Australia a la AFC.
Millones de peruanos -entre ellos un grupo importante en el mismo
estadio- nos quedamos con el grito ahogado tras el empate de la ida en
Wellington. El gol tan esperado pudo llegar en los primeros minutos del cotejo
en Lima, pero el travesaño impidió que Luis Advíncula concretara el tanto de su
vida. El partido siguió su curso hasta que Jefferson Farfán abrió la cuenta con
el que sería -curiosamente solo por meses- el gol más gritado de la vida de
quien escribe. Terminado el primer tiempo Perú ganaba por 1-0 y el retorno al
Mundial estaba más cerca.