29/03/2020

Estadio familiar

En lo que respecta a la selección, los recuerdos futboleros míos de fines de los años 90 no son del todo claros. Por ahí está el 4-0 que nos encajó Chile en el 97, partidos de la Copa América 1999 y un amistoso posterior ante Eslovaquia. A partir de los 2000 la cosa mejora: está la Copa Oro (el Perú - Honduras sobre todo) y sobre todo el arranque del proceso rumbo al Mundial 2002.

Como tantas otras veces, el inicio de las Eliminatorias generaba enorme ilusión. Eran ya cuatro Mundiales seguidos en los que Perú no estaba y había confianza en que se podía llegar a Corea / Japón. El camino de Perú empezaba ante Paraguay en Lima. El primer tiempo terminó sin goles, pero el comedor de la casa (en el que estaba el televisor) estallaba en gritos cada que Perú se aproximaba con peligro al área guaraní.

En el segundo tiempo se labró el triunfo peruano. Ñol Solano abrió la cuenta de penal y luego el Chorri Palacios aumentó con un tiro que dejó estático a Chilavert. En el festejo el Chorri mostró el recordadísimo polo rojo con letras blancas (llegué a tener uno) y todo el Perú feliz. Hubo una tercera alegria, aunque no precisamente otro gol: fue el penal atajado por Oscar Ibáñez al Chila.

La figura familiar fue similar para el partido ante Chile, en el que el golazo de Jayo y una silla rota quedaron como mis recuerdos. Pasaron veinte años, dos de los "protagonistas" frente a la tele ya no están en este mundo, pero los partidos de la selección siguen siendo un motivo para volvernos a juntar.